¡Caminante, no hay camino, se hace camino al andar!

Un peregrino sigue un camino señalado, todos los caminos llevan a Santiago:





Admirando el paisaje que encuentra a su paso, bello, sereno, quieto, relajante

Va encontrando nuevos amigos, compañeros de camino, compañeros que dan calor y animan la caminata

Le toca recorrer bellos parajes de ensueño, verdes praderas, montañas altas, playas hermosas

Tiene que estar preparado a todo terreno, nunca se sabe si el clima colaborará o no

Y en ese caminar, en comunión permanente con el Señor, celebrando la Santa Misa en el pueblo en el que llegó.

Y la hospedería: lugar donde se acoge a todo peregrino, siempre hay un ángel bondadoso que recibe al caminante cansado y fatigado y le brinda el calor de hogar para que renueve sus fuerzas y siga la marcha al día siguiente.   Y allí hay muchos más que comparten su alegría, su entusiasmo, su cansancio y hasta se animan a cantar una tonada al calor de una chimenea, aunque sea verano en España…